Esta gatita, hace algunos años apareció en la terraza de la casa de mis abuelos. Por aquel entonces no teníamos experiencia con gatos, todavía no teníamos a Sagutxo. Pero muchos días me acuerdo de esta preciosa gata, y me arrepiento de no haberla adoptado. Mi abuela le daba por la mañana un poquito de leche caliente (que no es bueno para los gatos, pero mi abuela pensaba que la gata también tenía derecho a desayunar), y de comer salchichas, jamón cocido, pan mojadito en agua porque la pobre Pepa ya era mayor y masticaba mal. Yo sólo la ví unas tres veces, pero le puse de nombre Pepa, porque ella también merecía un poco de cariño. Por la noche dormía en la terraza, sobre el armario, y cuando mi abuela se descuidaba se metía dentro de casa. Pero un día Pepa no apareció a por su desayuno, tal vez muriera o a lo mejor alguien más valiente la adoptara. Ahora la veo en el video y me siento culpable. Pepa, donde quiera que estés, perdóname por no haberte adoptado.
Que bonita era la Pepa!
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